La enorme magnitud del problema de la dislexia
«….y mi pena no me la quita nadie….»
Les adjunto, por revelador, el pesar que manifiesta una madre al leer el contenido del texto que viene mas abajo: Dice ella:
«Es mucha verdad, que la dislexia es un grave problema…..
Mi hijo segundo es disléxico, y sí lo trataron, pero me dá la impresión que en ése tiempo (tiene ahora sobre 50 años ), no había la información y los conocimientos de hoy , y que no se enteraban cómo había querido tratar a ésos niños !
¡Con los estudios ha sido fatal¡. Sólo logré que hiciera los estudios elementales hasta Graduado Escolar y luché lo que no está escrito…..
Pero sabe alemán e ingles, hablado ,claro y se defiende bién…. Es muy trabajador y honrado,….pero los otros tres hijos, tienen carreras terminadas y mi pena no me la quita nadie….»
Texto:
Hay muchos alumnos que han tenido problemas para leer, escribir o calcular, a los 5,6 ó 7 años y no se les ha dado una respuesta temprana adecuada. Su destino es el fracaso en sus aprendizajes y un retraso cada vez más pronunciado y luego el abandono escolar. Para estos chicos y chicas tenemos programas eficaces con evidencia científica que los pondrían en la senda del resto.
Por otro lado, sabemos que la prevalencia de las dificultades específicas de aprendizaje como la dislexia, disgrafía o discalculia es alta en nuestras aulas, desde los 8-9 años en adelante y entre un 4 y un 10 % de nuestros escolares. Es decir, en un aula de 25 alumnos/as hay uno o dos alumnos con estos problemas y futuros fracasados escolares, cuando no se les presta la atención correcta.
Hay programas para responder a estas dificultades, que requieren formación del profesorado y más implicación de las Administraciones educativas. Entre los que han tenido retraso lector sin tratar adecuadamente y los disléxicos, podemos sumar un importante porcentaje de los fracasos escolares y abandonos tempranos. Hay que hacer algo más.
La magnitud del problema es enorme. Sabemos cómo responder, pero no se actúa con determinación para reducir el fracaso, aquí, en este momento, en esta edad. Después es tarde y se ha demostrado que las medidas de refuerzo en la ESO no funcionan. Al menos las que se han evaluado. El fracaso se genera en Infantil y al comienzo de Primaria. Después es parchear, porque el problema está mas arraigado y se resiste a la intervención.
En España conocemos tres estudios de prevalencia de dislexia. Uno en Canarias, realizado en 2009, donde la estimación de alumnos con dificultades específicas de aprendizaje (dislexia, disgrafía y discalculia) fue de un 8,6 %, con una muestra de mil cincuenta alumnos de Educación Primaria (de segundo a sexto curso), de 8 a 12 años. De ellos un 3,2% eran disléxicos.
En Murcia se realizó en 2011 un estudio con una muestra de unos 2000 niños de Enseñanza Primaria (segundo, cuarto y sexto de Primaria) y se obtuvo una prevalencia de la dislexia del 11,8 %.
En Madrid en el año 2019 se hizo otro estudio con mil ochocientos niños de entre siete y once años provenientes de diecisiete centros públicos, los resultados muestran una prevalencia de dislexia en el rango del 5 % al 8,4 %.
También en Cuba (2008), de 1.500 niños examinados, un 3 al 6 por ciento mostraban signos de discalculia, mientras que entre un 2,5 y un 4,3 por ciento los tenían de dislexia. Las diferencias en prevalencia pueden estar determinadas por el modelo de identificación y la metodología empleada.
En Canarias sabemos identificar a los alumnos en riesgo de presentar dificultades lectoescritoras y cálculo. Sabemos identificar las dislexias, disgrafía y discalculia. Sabemos cómo tratarlos. Nos faltan más programas institucionales específicos y financiación para intervenir con ellos con más determinación, que incluyan la formación docente y los centros preferentes. Cuando estos niños cada día se enfrentan a la tarea de leer y escribir, que les ocupa más del 70% de lo que hacen durante toda la jornada escolar y le bailan en su cabeza las letras y los números, una actuación acertada por nosotros, reduciría su sufrimiento y el de su familia, mejorando sus aprendizajes.
Otro comentario de una docente::
“ Es necesaria mayor inversión para la detección precoz en los centros educativos. Muchos padres tienen que recurrir a pagar para valorar este tipo de dificultades e iniciar tareas específicas para mejorar su desarrollo”.
Respuesta:
Canarias proporciona becas a los alumnos disléxicos para recibir apoyos fuera del centro. Creo que es la única Comunidad Autónoma que lo hace. Ni siquiera el Ministerio, al menos que yo sepa. Esto está muy bien, es un paso. Pero, el problema hay que abordarlo globalmente.
Primero, aplicar un programa de detección e intervención temprana (5-7 años) con solvencia científica (p.e.RtI),para reducir futuros problemas de aprendizaje en la lectoescritura. Una vez tengamos delante al niño disléxico con 8-9 años, el profesor del aula deberá seguir lo previsto en la normativa para estos casos, y además, saber como tratarlos, como planificar su trabajo.
Debe conocer los protocolos de actuación metodológica, adaptar las tareas, la evaluación, los materiales, el uso de las numerosas TICs, el asesoramiento a las familias, etc. Todo esto se adquiere con formación. Formación que ayuda a sensibilizarlos con el problema y tener criterios de actuación apoyados en evidencia científica y no más de los mismo. Pero, supongamos que tenemos un profesor formado, y tiene 25 ó 30 alumnos en clase, muchos de ellos con otros problemas tan complejos como este. ¿Cómo lo hace?.
Simplemente no puede atenderlos bien. Salta a la vista que hace falta otro docente (formado en este tema) en el aula para personalizar la atención a los que mas lo necesitan. Por tanto, mas formación y mas docentes en el aula. Los recursos sabemos que son limitados. En ese caso, tiremos por otro lado, sectoricemos la atención, al igual que se hace con los discapacitados auditivos, o motóricos y recientemente con los autistas.
Hagamos centros preferente para DEA, formemos bien a ese profesorado, reforcemos la plantilla de docentes y llevemos niños de otros centros allí. Ha funcionado con otros trastornos y hay mayores garantías de una atención más tecnificada y personalizada. La beca es un refuerzo, una ayuda, pero no la solución. Los padres y madres de estos niños tienen la palabra.
PD: quizás sea necesaria un poco más (ya se hace, pero un poco más) de colaboración y coordinación entre la Administración educativa y los investigadores de estos temas en la Universidad. Hay mucha investigación solvente que no se aplica en las aulas y todo es dinero público. Tenemos en las universidades de Canarias uno de los equipos punteros a nivel internacional sobre estos temas. Un mayor acercamiento y compartir planes comunes, claro que nos ayudaría a resolver algunas de las dificultades en las aulas. Es posible y deseable.
Les adjunto lo que se está realizando en Madrid.

 

Puede ser una imagen de una persona, niño(a) y texto

 

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